Los intereses
evolutivos de machos y hembras son con frecuencia divergentes y
caracteres considerados beneficiosos para un sexo pueden ser
desfavorables para el otro. Este «conflicto sexual» origina un «tira y
afloja» genético, un fenómeno relativamente común pero que no ha
recibido la suficiente atención a pesar de su gran importancia para la
evolución.
Los investigadores del financiado por la Unión Europea «Genetic
architecture of intralocus sexual conflict in a wild bird population»
(SEXUAL CONFLICT) analizaron el fenómeno de la arquitectura genética,
siendo este el primero proyecto de su clase en este campo de
investigación. Concretamente, el proyecto se basó en un estudio a largo
plazo en una especie de pájaro, el carbonero común, para evaluar la
importancia del conflicto genético sexual en la dinámica de poblaciones y
en la evolución de las especies.
Los investigadores emplearon el mapeado genético para determinar si
los genes que controlan el tamaño corporal en cada sexo cambian en
relación con el entorno a lo largo del tiempo. Se emplearon análisis
estadísticos para predecir si los caracteres hereditarios favorecían el
éxito de uno de los sexos sobre el otro o si cambiaba la proporción de
machos y hembras en la descendencia.
Los investigadores descubrieron que los caracteres presentaban una
alta heredabilidad y que estos eran controlados por los mismos genes en
los dos sexos. Los caracteres estaban también genéticamente
correlacionados entre los sexos y estos afectaban a la tasa de
adaptación a lo largo del tiempo.
En conjunto, este proyecto de investigación ha realizado
contribuciones de gran valor para mejorar la comprensión del papel del
conflicto genético sexual durante el proceso evolutivo. El conocimiento
de la base genética de las diferencias entre machos y hembras es
necesario para la cría de plantas y animales, así como para la medicina
genética humana.