La estrategia de un ganso ártico contra el cambio climático

El clima ártico cambia de un modo drástico y rápido casi sin parangón en el planeta, y ello obliga a las especies animales que habitan la región a adaptarse para sobrevivir. Dichos científicos pretenden desentrañar cómo se han adaptado esas especies con vistas a prever el impacto ecológico que provocará el cambio climático.

GOOSEPHYSIOL fue un proyecto financiado con fondos europeos que abordó esta cuestión mediante un estudio de la barnacla cariblanca (Branta leucopsis), una especie ártica en origen que ha logrado reproducirse en hábitats nuevos y templados en los últimos decenios.

Los científicos predijeron que la presión de los parásitos sobre los gansos residentes en el Ártico sería menor. Esta hipótesis se confirmó, ya que se hallaron menos parásitos intestinales en los gansos árticos que en los que criaban en zonas templadas; en consecuencia, en el hábitat templado de acogida, es mayor el riesgo de infección. También se obtuvieron indicios de ajustes en la inmunocompetencia, pues en los gansos de zonas templadas se habían regulado al alza algunos de los factores inmunitarios investigados (pero no todos).

El equipo de GOOSEPHYSIOL halló que los gansos que vivían en las condiciones climáticas adversas del Ártico crecían mucho más rápido que los que criaban en zonas templadas, hecho que apunta nuevamente a los beneficios de la cría en latitudes superiores. Esta información reviste importancia ya que sienta las bases para futuras investigaciones sobre los posibles mecanismos de compensación entre las defensas inmunitarias y el metabolismo de la energía en la descendencia de los gansos criados en estos entornos tan distintos.

Esta investigación ha deparado datos novedosos sobre las adaptaciones fisiológicas que determinada especie debe efectuar para ajustarse a cambios rápidos de su entorno. Asimismo, destaca la importancia de la migración animal y de la capacidad de desplazarse a hábitats nuevos y no intervenidos por el ser humano.