Los cuervos: ¿los simios del reino de las aves?

La capacidad de la familia de los cuervos (los córvidos) para emplear utensilios y planear una táctica para solucionar problemas ha despertado la fascinación de los muchos científicos que estudian desde el reconocimiento propio en las urracas hasta la minuciosa destreza del cuervo de Nueva Caledonia para elaborar utensilios. Ahora el apoyo otorgado por la UE a un investigador sueco le ha permitido estudiar la capacidad de los cuervos para hacer trueques y planear el futuro.

Investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) dotados con apoyo de la Unión Europea (en forma de una beca profesional internacional) realizaron cuatro experimentos. Uno de ellos mostró que el 78 % de los cuervos (Corvus corax) participantes sabían hacer un trueque de alguna mercancía con una persona. Otros experimentos pusieron de manifiesto que estas aves eran capaces de ejercer un autocontrol a la hora de tomar decisiones. Es un hallazgo especialmente significativo porque un autocontrol bien desarrollado resulta indispensable para la planificación, mientras que la impulsividad dificulta el ver más allá del contexto inmediato.

En su estudio, publicado en «Science», el equipo científico informa que cada experimento se hizo con dos condiciones fundamentales: usar un utensilio y hacer un trueque con una persona. Segun los autores, los cuervos no suelen valerse de utensilios y nunca se les ha visto hacer un trueque en estado salvaje. Los investigadores decidieron centrar tres de los cuatro experimentos en esos elementos para reproducir otros experimentos de referencia en los que habían participado primates. En cambio, el cuarto experimento fue más allá y añadió elementos no introducidos en los estudios con primates.

Cuervos a prueba

Hay quien duda de que los córvidos puedan realizar una planificación similar a la de los homínidos en el plano funcional. Los córvidos suelen ocultar y acumular alimentos, y se ha dicho que sus destrezas, aunque sean adaptables, se circunscriben a esa conducta. El equipo se propuso despejar esta incógnita esencial poniendo a prueba a los cuervos en tareas para las que no están predispuestos desde una perspectiva ecológica ni conductual.

De ahí que se realizaran cuatro experimentos. El objetivo del primer experimento era determinar si los cuervos pueden escoger un utensilio, guardarlo y usarlo más tarde, o bien lo mismo pero con una prenda que intercambiar. Para aumentar la complejidad, se introdujo una demora de quince minutos entre el momento en el que el ave podía llevarse el utensilio de un lugar y el momento de emplearlo en otro entorno. Los animales fueron capaces de elegir y usar el utensilio para superar la prueba en una media de 11 ensayos de 14. En la situación de trueque, las aves escogieron en total 143 de las 144 prendas posibles. En el 91,6 % de los ensayos se intercambió al menos una prenda.

En el segundo experimento, la demora entre la selección del utensilio y su uso se amplió a diecisiete horas. Los tres cuervos seleccionados emplearon el utensilio en el 88,8 % de los casos, mientras que en la situación de trueque la tasa media de éxito de los cuatro cuervos fue del 95,8 %.

El tercer experimento trató sobre la planificación y el autocontrol. Se mostró a los animales una distracción, un utensilio y una recompensa inmediata. Con el utensilio, el cuervo podría conseguir una recompensa más valiosa quince minutos más tarde. En las condiciones de control (cuando no se ofreció ningún utensilio ni ninguna prenda), todas las aves escogieron la recompensa inmediata. Cuando se añadió la opción de un utensilio o una prenda, los animales escogieron el utensilio de media en el 73,8 % de las veces, y la prenda en el 73,2 % de las ocasiones.

El cuarto experimento dio al equipo la posibilidad de comprobar si los cuervos «escogerían el artículo funcional con más frecuencia cuando la recompensa estuviera más cerca, espaciotemporalmente hablando, que en el experimento 3». Todos los animales se desentendieron de la recompensa y se decantaron por el artículo funcional y lo usaron en el 100 % de las pruebas, lo que supone un incremento sustancial con respecto al tercer experimento.

La trascendencia de la investigación cognitiva sobre los córvidos

Lo más interesante de este y otros estudios similares es el hecho de mostrar una evolución independiente de la cognición compleja, idea esta fascinante porque, según dice uno de los autores, «se ve que en ocasiones la evolución se decanta por repetir las soluciones buenas. Aquí se trata de la capacidad de planificación».

Los cuervos son dinosaurios aviares que tienen un antepasado en común con los mamíferos, el cual vivió hace cerca de 320 millones de años. Las evidentes semejanzas con el comportamiento de los grandes simios en tareas de esta clase plantean líneas de investigación en torno a los principios evolutivos de la cognición y ponen de manifiesto la capacidad cerebral de algunas aves.

Para más información, consulte:
Página web del proyecto en CORDIS

publicado: 2017-08-22
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