Unos investigadores europeos han descubierto que las raíces proporcionan a las plantas información de su entorno, permitiéndoles comunicarse con otras plantas y «alertarlas» de factores estresantes inminentes.
Todos los seres vivos necesitan adquirir información del entorno que les rodea para hacer frente y sobrevivir a condiciones ambientales cambiantes. Las plantas pueden discriminar entre factores ambientales estresantes como la sequía o enfermedades e incluso pueden avisar de estos peligros a otros organismos próximos.
El proyecto financiado por la Unión Europea ROOTS (The roots of plant productivity: How the rhizosphere interact with the aboveground armament for indirect and direct defense against abiotic stressors) investigó cómo las raíces influyen en el crecimiento de las plantas mediante la detección y la respuesta a estímulos ambientales.
Dado que muchas plantas no pueden tolerar el exceso de sal en su entorno, las condiciones de alta salinidad constituyen un buen modelo para estudiar cómo responden las plantas a factores estresantes como la sequía. Cuando los investigadores cultivaron plantas bajo condiciones de alta salinidad, estos descubrieron que las raíces enviaban señales químicas a los tallos, favoreciendo así cambios fisiológicos y del crecimiento.
Curiosamente, los mismos cambios tuvieron lugar en plantas no expuestas que crecían cerca de las plantas expuestas a condiciones de alta salinidad. Estas plantas circundantes cerraron pequeños poros presentes en la superficie de sus hojas para evitar adquirir sal en exceso y perder agua.
Estas plantas también modificaron su metabolismo para anticiparse a la acción de un factor estresante inminente que todavía no estaban experimentando. Esta señal de advertencia temprana permitió a las plantas hacer frente mejor a las condiciones estresantes cuando los investigadores las sometieron a las mismas condiciones de alta salinidad que sus vecinas.
Al tratar explicar este fenómeno, los investigadores descubrieron que las plantas estresadas emitían cantidades elevadas de compuestos orgánicos volátiles (COV). Cuando los investigadores expusieron plantas no estresadas a determinados COV, estas desencadenaron la misma respuesta que las plantas estresadas. Esto confirmó que las plantas circundantes perciben como señal de alarma los COV emitidos por las plantas estresadas.
Este tipo de comunicación no solo funciona ante el estrés; los investigadores descubrieron que las plantas también proporcionaban a las plantas circundantes información sobre otras condiciones ambientales como la disponibilidad de nutrientes. Esto les permitía ajustar su crecimiento y redistribuir de forma apropiada los recursos. Para sorpresa de los investigadores, las plantas que estaban más relacionadas genéticamente entre sí cooperaban compartiendo espacio y evitando la competencia con plantas menos relacionadas genéticamente cuando los recursos eran limitados.
Comprender el crecimiento y el comportamiento de las plantas y, en concreto, cómo las plantas responden a factores estresantes es importante para mejorar el rendimiento de los cultivos ante unas condiciones climáticas más cálidas y propensas a la sequía.