Un equipo de investigadores de la Unión Europea modelizó la respuesta eco-evolutiva de una especie de pez de agua fría frente al cambio climático. El estudio predijo que determinadas combinaciones de cambio ambiental y pesca podrían amenazar la viabilidad ecológica y económica de las poblaciones de esta especie.
Las perturbaciones antrópicas en los ecosistemas pueden imponer fuertes presiones selectivas a corto plazo en especies sensibles, modificando por tanto el funcionamiento de los ecosistemas. Estos procesos disruptivos pueden poner en riesgo el éxito de determinadas directivas medioambientales europeas.
El proyecto financiado con fondos europeos ECOEVOLCLIM (Conservation and management of Mediterranean freshwaters under climate change: An eco-evolutionary and socio-economic modelling framework) estudió el efecto del cambio climático y la interacción de factores humanos estresantes en las dinámicas ecológicas y evolutivas.
Como punto de partida para estudios más generales sobre umbrales ecológicos, los investigadores se centraron en la trucha marrón mediterránea. Estos se propusieron modelizar las dinámicas de varios factores ecológicos y genéticos de poblaciones de trucha bajo diferentes escenarios de cambio climático, gestión de cuenca hidrográfica y perturbaciones antrópicas. Además la modelización incluyó otros procesos ecológicos, concretamente las trayectorias o tendencias de recuperación tras una perturbación.
Los investigadores diseñaron, aplicaron, probaron y validaron el modelo, denominado inSTREAM-Gen. Basado en datos de poblaciones de trucha de los últimos doce años, el modelo predijo las tendencias de las poblaciones hasta el año 2100. La simulación incluyó las dinámicas eco-evolutivas poblacionales con respecto al cambio climático y junto con la pesca y los cambios en el uso del suelo.
El modelo predijo que el cambio climático no conduciría necesariamente por sí solo a la extinción de las poblaciones de trucha. Sin embargo, esta situación sí supondría la reducción de la densidad y la biomasa, a la vez que modificaría la estructura demográfica poblacional hacia una predominancia de los individuos juveniles. Por otro lado, se espera que la tendencia evolutiva predicha hacia individuos más pequeños y una maduración temprana estabilice el tamaño de las poblaciones.
Sin embargo, la probabilidad de rescate evolutivo depende de las condiciones poblacionales iniciales y de la tasa de cambio ambiental. En este sentido, la respuesta evolutiva no sería lo suficientemente rápida para evitar la extinción dada una combinación de aguas más cálidas con poblaciones pequeñas con una estructura demográfica por edades alterada.
Teniendo en cuenta los cambios ambientales tanto en la temperatura del agua como en la corriente, la adaptación rápida no puede impedir la extinción en un futuro próximo. Ante esta situación, incluso niveles reducidos de pesca deportiva supondrían una fuerte presión adicional, probablemente provocando la extinción. Por tanto, la práctica de la pesca no sería factible.
En condiciones de calentamiento del planeta, la pesca no haría sino poner en riesgo las poblaciones si la explotación intensiva impone fuertes presiones selectivas. Bajo la mayoría de las opciones de gestión, la pesca no conduciría a la extinción, si bien la respuesta evolutiva hacia tamaños más pequeños disminuiría el valor económico de las poblaciones de trucha.
Los modelos del proyecto ECOEVOLCLIM predijeron los efectos del cambio climático en poblaciones de trucha, ayudando así a conservar estas poblaciones y establecer objetivos de gestión apropiados. Además, el estudio proporcionó nuevos parámetros ambientales que, en comparación con los indicadores actuales, predicen de manera más precisa el cambio.