Para los consumidores puede ser difícil detectar los alimentos
deteriorados y su consumo puede acarrear consecuencias muy graves. Una
posible solución reside en las nuevas combinaciones de materiales de
envasado y sensores, capaces de conservar los alimentos y alertar de su
deterioro.
El objetivo del proyecto financiado por la Unión Europea
SUSFOFLEX (Smart and sustainable food packaging utilizing flexible printed intelligence and materials technologies) es diseñar dichas tecnologías. Se busca que las soluciones de envasado sean ecológicas y sostenibles y que permitan aumentar el tiempo de conservación de los alimentos y disminuir la pérdida de alimentos utilizando sensores de materiales nanométricos. El consorcio cuenta con dieciséis miembros y su período de duración es de tres años, desde principios del 2012 hasta finales del 2014.
El trabajo en el primer período documentado comenzó con un análisis comparativo de materiales de envasado de biopolímero de referencia existentes y sensores inteligentes. El proyecto seleccionó porciones de fruta recién cortada como objeto de la investigación. Después, el equipo de trabajo determinó las propiedades de envasado para las frutas.
El consorcio describió las sustancias químicas producidas por los alimentos deteriorados, y generó un listado breve relevante para frutas y pescado. Después, se seleccionó al etanol como la sustancia más importante producida al deteriorarse la fruta y la más adecuada para utilizar con las tecnologías previstas. Antes de proceder a la investigación de los sensores, el grupo revisó la normativa pertinente.
Los estudios de sostenibilidad de los materiales de envasado permitieron la utilización de subproductos de la industria agrícola. El equipo de trabajo seleccionó residuos de piel de naranja para obtener antioxidantes y paja de trigo como fuente de celulosa. Se estudiaron además otras combinaciones, como las nanopartículas de plata.
SUSFOFLEX diseñó dos tipos de sensores que responden a los subproductos previamente identificados de los alimentos deteriorados, incluido el etanol. La respuesta del primer sensor es eléctrica, el segundo sensor responde a aumentos de la temperatura con cambios cromáticos.
La integración de los distintos sensores se basó en tecnologías de identificación de radiofrecuencia (RFID) con la intención de que existiese comunicación entre el sensor y un lector de RFID. Se probaron además otras combinaciones. Por ejemplo se desarrolló equipamiento para las medir los cambios cromáticos asociados a la temperatura, y los programas informáticos necesarios. También se estudiaron diferentes opciones de impresión.
Por último, el consorcio puso en marcha evaluaciones de riesgos ambientales relevantes para los materiales y las tecnologías propuestas. Durante la segunda parte del proyecto se procederá a la ejecución de estudios más detallados.
SUSFOFLEX ha generado hasta la fecha diecisiete resultados aprovechables, a partir de los cuales podrían surgir nuevos materiales para envases alimentarios inteligentes que indiquen el deterioro de su contenido. Una capacidad que permitirá proteger la salud de los consumidores.