Ciencias físicas,
Ciencias de la tierra

La energía solar es un recurso casi ilimitado. Cada minuto, el sol emite energía suficiente para cubrir las necesidades energéticas del planeta durante todo un año. Pero la conversión de este recurso en electricidad a un coste asequible resulta complicada. Las celdas fotovoltaicas basadas en el silicio siguen adoleciendo de un declive de su efectividad con el paso del tiempo. Por medio de su proyecto SOLARX, financiado por el Consejo Europeo de Investigación (CEI), la profesora Hele Savin de la Universidad Aalto (Finlandia) está investigando una posible vía para solucionar ese inconveniente.
Una especie de pingüinos gigantes de tamaño superior a la media humana poblaba el planeta hace millones de años. El análisis de fósiles de pingüinos de 37 millones de años de antigüedad realizado por investigadores del Museo de La Plata, en Argentina, muestra que este «pingüino coloso» medía nada menos que 2 metros desde el extremo de las patas hasta la punta del pico.
Normalmente el océano evoca imágenes de aguas profundas de un intenso azul oscuro y olas perfectas que bullen de organismos exóticos y no tanto las de enormes islas de residuos plásticos como la Gran mancha de basura del Pacífico, una acumulación de deshechos que hay quien sostiene que supera en tamaño a los Estados Unidos. Por desgracia se teme que las acumulaciones de residuos de esta naturaleza crezcan parejas a la producción de plástico en los últimos decenios. Sorprendentemente, un equipo de científicos descubrió que estas moles flotantes están atravesando un proceso de reducción para el que aún no existe una razón fundada y que podría no ser en absoluto positivo.
El calentamiento provocado por el cambio climático provoca que los icebergs en el Mar Antártico viajen a la deriva hacia la costa y provoquen daños enormes al muy variado ecosistema que existe en el fondo del mar. Los icebergs están dañando el fondo del mar al desplazarse cerca de la costa occidental de la Península Antártica (PA-O). Este movimiento altera enormemente el vibrante ecosistema del fondo marino.
La situación es muy seria. En abril, las concentraciones de CO2 llegaron a 400 partes por millón por primera vez en tres millones de años. Las emisiones se encaminan hacia un incremento «probable» de la temperatura de entre 4 y 6,1 grados Celsius, cuando la mayoría de los expertos coinciden en que dicho incremento debe mantenerse por debajo de dos grados para evitar una alteración irreversible del clima.
El arroz, el maíz, la soja y el trigo son la fuente principal de nutrientes para más de dos mil millones de personas residentes en países pobres. Con el cambio climático y el incremento del CO2 en el aire que respiramos, el valor nutricional de estos alimentos (ya de por sí bajo en comparación con la carne, por ejemplo) no hará sino decrecer.
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