Ciencias físicas,
Ciencias de la tierra

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En junio de 1770, el explorador James Cook encalló en la Gran Barrera de Coral australiana y se convirtió en el primer europeo en descubrir el mayor arrecife de coral del mundo, hoy día un paraíso para científicos y turistas. El año pasado, el buque de investigación James Cook partió para estudiar corales singulares e inexplorados, esta vez en las profundidades del océano. El equipo, coordinado por Laura Robinson (Universidad de Bristol), beneficiaria de una beca del Consejo Europeo de Investigación (CEI), cruzó el Atlántico ecuatorial para recoger muestras de corales localizados a miles de metros de profundidad. En la expedición, la doctora Robinson obtuvo muestras que aportan indicios sobre cambios climáticos del pasado y próximamente expondrá sus descubrimientos en TEDx Brussels.
A primera vista, la especialización investigadora en el campo de la ingeniería sísmica no parece guardar demasiada relación con el estudio de los tsunamis. Sin embargo, a su regreso de Sri Lanka después del tsunami de 2004, la profesora Tiziana Rossetto descubrió que se habían realizado muy pocas investigaciones acerca de los efectos de los tsunamis sobre las infraestructuras costeras y por ello se propuso estudiarlos más a fondo. El 1 de diciembre expondrá su trabajo al público asistente al evento TEDx Brussels.
Uno de los mayores retos de nuestro tiempo consiste en satisfacer la demanda energética de todo el planeta. ¿Renovables? ¿Nuclear? Fracturación hidráulica? ¿Captura y almacenamiento de carbono? Existe cierta desesperación por descubrir una «panacea». La comunidad científica se afana en estudiar todas las soluciones posibles, abarcando desde métodos matemáticos con los que adaptar los sistemas vigentes hasta distintos planes visionarios para la extracción de energía (algunos disparatados en apariencia.
Nuestra sociedad precisa de forma crucial información sobre la atmósfera, desde la calidad del aire hasta la radiación solar. Para poder tomar las decisiones más adecuadas que permitan conservar nuestra calidad de vida ahora y en el futuro, las autoridades, las empresas y los propios ciudadanos de Europa precisan datos fiables, actualizados y exactos sobre cuanto acontece en la atmósfera y sobre lo que cabe esperar del día de mañana.
El crecimiento de algas verdeazuladas en los lagos, charcas de gran tamaño, pantanos y aguas de uso público en general resulta dañino para el medio ambiente y la salud de los humanos. Con frecuencia, esta clase de algas provoca el deterioro de la calidad del agua, además de despedir un olor excepcionalmente desagradable. Estas algas consumen gran cantidad del oxígeno existente en el agua y no dejan el suficiente para otros animales como los peces. Además, secretan toxinas que pueden provocar irritaciones cutáneas y que se sospecha pueden ser una causa de cáncer de hígado.
En numerosas partes de Europa existen dificultades cada vez mayores para disponer de recursos de agua dulce con la calidad y en la cantidad necesarias. Son varios los factores que están causando estragos en el suministro de agua, en concreto el cambio climático, la rapidez del crecimiento demográfico y de la urbanización, la disminución de los recursos de agua dulce y el envejecimiento de las infraestructuras.
Una calidad del aire deficiente supone un grave riesgo para la salud que conlleva enfermedades pulmonares, cardiovasculares y cáncer. Además, la contaminación atmosférica repercute en el medio ambiente, afectando así a la calidad del agua dulce, del suelo y de los ecosistemas.
La calidad del aire en interiores (CAI) influye en la salud y el bienestar de la población, pero en los últimos años existe una inquietud creciente por la presencia de contaminantes en los entornos cerrados, sobre todo por la dificultad de detectarlos y de establecer niveles críticos.
Los aeropuertos realizan un gasto muy elevado de energía, que se suma a la que consumen los vuelos. De hecho, un aeropuerto de grandes dimensiones gasta a diario tanta energía térmica y eléctrica como una ciudad de cien mil habitantes.
Para consultar el tiempo que hará mañana basta con realizar una búsqueda simple en Internet que devolverá múltiples resultados. No obstante cabe preguntarse cuál será el más preciso. Pero, ¿y si, además, por padecer algún tipo de alergia, se quiere conocer la concentración de polen o la contaminación medioambiental debido a que en la familia hay un niño con asma? Un equipo e investigadores financiados con fondos europeos trabaja en una plataforma de Internet innovadora que proporciona un acceso sencillo a información meteorológica y medioambiental exhaustiva, precisa y personalizada para zonas geográficas concretas.
La energía solar es un recurso casi ilimitado. Cada minuto, el sol emite energía suficiente para cubrir las necesidades energéticas del planeta durante todo un año. Pero la conversión de este recurso en electricidad a un coste asequible resulta complicada. Las celdas fotovoltaicas basadas en el silicio siguen adoleciendo de un declive de su efectividad con el paso del tiempo. Por medio de su proyecto SOLARX, financiado por el Consejo Europeo de Investigación (CEI), la profesora Hele Savin de la Universidad Aalto (Finlandia) está investigando una posible vía para solucionar ese inconveniente.
Una especie de pingüinos gigantes de tamaño superior a la media humana poblaba el planeta hace millones de años. El análisis de fósiles de pingüinos de 37 millones de años de antigüedad realizado por investigadores del Museo de La Plata, en Argentina, muestra que este «pingüino coloso» medía nada menos que 2 metros desde el extremo de las patas hasta la punta del pico.
Normalmente el océano evoca imágenes de aguas profundas de un intenso azul oscuro y olas perfectas que bullen de organismos exóticos y no tanto las de enormes islas de residuos plásticos como la Gran mancha de basura del Pacífico, una acumulación de deshechos que hay quien sostiene que supera en tamaño a los Estados Unidos. Por desgracia se teme que las acumulaciones de residuos de esta naturaleza crezcan parejas a la producción de plástico en los últimos decenios. Sorprendentemente, un equipo de científicos descubrió que estas moles flotantes están atravesando un proceso de reducción para el que aún no existe una razón fundada y que podría no ser en absoluto positivo.
El calentamiento provocado por el cambio climático provoca que los icebergs en el Mar Antártico viajen a la deriva hacia la costa y provoquen daños enormes al muy variado ecosistema que existe en el fondo del mar. Los icebergs están dañando el fondo del mar al desplazarse cerca de la costa occidental de la Península Antártica (PA-O). Este movimiento altera enormemente el vibrante ecosistema del fondo marino.
La situación es muy seria. En abril, las concentraciones de CO2 llegaron a 400 partes por millón por primera vez en tres millones de años. Las emisiones se encaminan hacia un incremento «probable» de la temperatura de entre 4 y 6,1 grados Celsius, cuando la mayoría de los expertos coinciden en que dicho incremento debe mantenerse por debajo de dos grados para evitar una alteración irreversible del clima.
El arroz, el maíz, la soja y el trigo son la fuente principal de nutrientes para más de dos mil millones de personas residentes en países pobres. Con el cambio climático y el incremento del CO2 en el aire que respiramos, el valor nutricional de estos alimentos (ya de por sí bajo en comparación con la carne, por ejemplo) no hará sino decrecer.
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