El papel de los vehículos eléctricos con pilas de combustible (VEPC) en la transición a un sistema energético limpio con baja emisión de carbono se reconoce cada vez más en todo el mundo. Con todo, aún faltan muchos años para su despliegue masivo. Esto no resulta sorprendente, ya que sus costes son elevados, presentan problemas de eficiencia y el limitado número de estaciones de servicio de hidrógeno (ESH) afectan a la justificación económica para su producción y uso a gran escala.
El proyecto ZEFER, financiado con fondos europeos, hace frente a este reto introduciendo ciento ochenta VEPC en Bruselas, Londres y París. Tal como se explica en una
nota de prensa publicada en el sitio web del proyecto, un uso diario habitual de estos vehículos generará una demanda de hidrógeno por vehículo que apenas cuadruplicará la de un coche privado normal. «Esto ayudará a garantizar una alta utilización de las redes iniciales de ESH que ya existen en cada ciudad». Como resultado, mejorará el aspecto económico de la explotación de las estaciones y se acelerará la aceptación de los VEPC.
Justificación económica para los VEPC
Los socios del proyecto esperan haber desplegado la mayoría de los vehículos a finales de 2018. ZEFER prevé que los VEPC abarcarán un terreno amplio. Para París y Bruselas, se estima un kilometraje de más de 90 000 km al año y, para Londres, de 40 000 km. Se recopilarán datos sobre los vehículos durante sus recorridos y se proporcionará un análisis de la justificación económica y de la calidad técnica de los despliegues.
El hidrógeno, que se almacena en un depósito del vehículo igual que la gasolina o el gasoil, se utiliza en un proceso electroquímico de conversión de la energía con el oxígeno de las pilas de combustible para generar electricidad. Esto alimenta el motor eléctrico para que propulse el VEPC. Para producir electricidad a partir de las baterías se utiliza un proceso electroquímico parecido. Sin embargo, mientras una batería va a perder su carga con el paso del tiempo, una pila de combustible seguirá funcionando mientras disponga de un flujo de hidrógeno y oxígeno.
Otra ventaja de los vehículos propulsados por hidrógeno es su gran alcance, superior a los 480 km, con algunos coches en el mercado que llegan a los 800 km o más con un solo depósito. Además, se cargan más rápido que los vehículos tradicionales con baterías: el tiempo de repostaje suele ser de tres minutos. Al convertir gas de hidrógeno en electricidad los únicos subproductos que se generan son agua y calor. Si el hidrógeno es generado por energías renovables, los VEPC podrían ofrecer oportunidades de transporte con emisiones cero.
El proyecto en curso ZEFER (Zero Emission Fleet vehicles For European Roll-out) se creó con el fin de demostrar que existen justificaciones económicas viables para las flotas cautivas de VEPC en operaciones que pueden sacar provecho de los vehículos de hidrógeno. Esto podría hacerse, por ejemplo, a través de un uso intensivo de vehículos y ESH, o evitando las tasas por contaminación en los centros de las ciudades con aplicaciones en las que las características del repostaje de los VEPC a los ciclos de servicio de los vehículos.
Para más información, consulte:
sitio web del proyecto ZEFER