Hace tres millones de años, el clima de la Tierra era lo suficientemente cálido como para que en la parte superior del Ártico creciera un bosque habitado por grandes mamíferos. A los habitantes del Plioceno no les sorprenderían el deshielo de los icebergs, el aumento del nivel del mar y una concentración de dióxido de carbono atmosférico de cuatrocientas partes por millón.
Para muchos investigadores, el Plioceno, que duró desde hace 5,3 millones de años hasta hace 2,6 millones de años, es el referente más adecuado para el calentamiento actual. Fue el último momento en el que las concentraciones de CO2 atmosférico fueron similares a las actuales, una época en la que se atrapaba calor y aumentaban las temperaturas planetarias por encima de las experimentadas hoy en día. Es preciso conocer mejor la respuesta de las placas de hielo al aumento de las temperaturas a fin de generar pronósticos más rigurosos sobre qué cambios en el nivel del mar se podrían esperar en el futuro.
Hoy en día no se sabe a ciencia cierta cuál será el impacto del cambio climático ni del calentamiento global, por lo que cualquier información que se pueda obtener del pasado posee interés científico. El apoyo de la Unión Europea a la iniciativa PLIOTRANS contribuye a ampliar el conocimiento sobre las respuestas de las placas de hielo a un clima en proceso de calentamiento.
Cuando se habla de placas de hielo, no es posible realizar afirmaciones universales
Una investigación reciente realizada por un equipo de científicos entre los que participaban miembros de PLIOTRANS, estudió la respuesta del planeta al calentamiento del Plioceno. Este equipo ha publicado un nuevo
artículo en el que se muestra por vez primera el carácter transitorio de las placas de hielo y el nivel del mar al final del Plioceno. Los autores indican que las placas de hielo de Groenlandia y de la Antártida podrían haber reaccionado de formas distintas al calentamiento del Plioceno y haberse deshelado en momentos distintos.
Las predicciones de placas capas de hielo transitorias se obtienen a partir de muchas instantáneas climáticas derivadas de un modelo climático configurado con las condiciones límite de finales del Plioceno y distintos escenarios de forzamiento orbital adecuados a dos
estadios isotópicos marinos del oxígeno (MIS): KM5c (desde hace 3 226 a 3 184 millones de años) y K1 (desde hace 3 082 a 3 038 millones de años).
Sus hallazgos dan la razón a estudios previos en los que se mostraba mediante modelos que los picos de temperaturas interglaciales MIS KM5c y K1 no tenían sincronía planetaria, es decir, que se dan adelantos y retrasos en las variaciones de temperatura en distintas regiones.
En lo referente a los modelos, los resultados señalan las dificultades que podría entrañar la alineación de los picos en temperaturas calculadas por variables sustitutivas en emplazamientos de obtención de datos diseminados geográficamente. Una simulación climática única de un evento interglacial no basta para capturar el pico de cambio de temperatura en todas las regiones.
El equipo lo explicó del siguiente modo: «Este es un primer paso hacia un sistema completamente acoplado del volumen de hielo y de la variabilidad climática a finales del Plioceno [...]. Las simulaciones presentadas son un intento por capturar la respuesta efímera del clima y del volumen de hielo a las variaciones orbitales».
La forma de la órbita terrestre, la inclinación de su eje y su bamboleo influyen
La naturaleza episódica de los periodos glaciales e interglaciales de la Tierra en la glaciación actual (que comenzó hace un par de millones de años) tiene su razón de ser principalmente en los cambios cíclicos que conlleva el movimiento terrestre en torno al Sol. El estudio reveló que, cuando el cambio cíclico denominado
variabilidad de la precesión es grande, es necesario proceder con cautela a la hora de deducir directamente el comportamiento de las placas de hielo a partir de los registros de isótopos de oxígeno en el Plioceno.
Sus simulaciones apuntan a que la respuesta asíncrona de las placas de hielo, en combinación con su modelización transitoria, es un factor fundamental para predecir el nivel del mar a escala temporal orbital en un clima más cálido que el nuestro.
La iniciativa PLIOTRANS (PLIOcene TRANSient Climate Modelling: Towards a global consensus between ice volume, temperature and relative sea level for the Late Pliocene) concluyó el año pasado. Su objetivo fue reducir la incertidumbre de las predicciones en torno al cambio en el nivel del mar.
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