Relacionan con el Alzheimer unas magnetitas halladas en el cerebro y causadas por la contaminación

Unos científicos pueden haber destapado una consecuencia más de la contaminación sobre la salud humana, la enfermedad de Alzheimer, que se sumaría así al cáncer, las cardiopatías y las infecciones respiratorias agudas. En concreto, han hallado en cerebros humanos unas partículas magnéticas microscópicas debidas a la contaminación atmosférica y las han relacionado con la aparición de radicales libres, los cuales están asociados a esta notoria forma de demencia.

El estudio, dirigido por la Universidad de Lancaster (Reino Unido), consistió en el análisis de tejidos encefálicos de 37 personas de edades comprendidas entre los 3 y los 92 años. De estas personas, 29 habían vivido y fallecido en México D.F., una ciudad conocida por su elevado nivel de contaminación atmosférica. Las 8 personas restantes provenían de Mánchester, tenían entre 62 y 92 años de edad y algunas habían fallecido por una enfermedad neurodegenerativa.

«Al estudiar el tejido, las partículas se aprecian distribuidas entre las células. Y si se hace una extracción magnética, se encuentran millones de partículas; millones en un solo gramo de tejido encefálico, es decir, hay un millón de oportunidades de que se produzcan daños. Es impactante y terrible», aseguró la profesora Barbara Maher, co-Directora del Centro de Magnetismo y Paleomagnetismo Ambiental de dicha universidad y coordinadora del estudio.

La magnetita también puede surgir de forma natural en el cerebro, pero las partículas halladas en los tejidos analizados poseen una forma particular que delata su origen. A diferencia de las magnetitas naturales —que se encuentran en cantidades diminutas y presentan una forma dentada característica—, las descubiertas por la profesora Maher son mucho más numerosas, pequeñas y redondas.

La profesora Maher señaló que dichas partículas son «sorprendentemente similares a las nanoesferas de magnetita que son abundantes en las muestras de contaminación atmosférica tomadas en zonas urbanas, sobre todo junto a carreteras muy transitadas, y que se forman por la combustión o por el calentamiento resultante de fricciones en los motores o frenos de los vehículos». Estas partículas suelen tener formas esféricas y pequeñas cristalitas por su superficie, y suelen hallarse junto con otros metales como el platino, el cual procede de los convertidores catalíticos. Por cada partícula de magnetita natural identificada, los investigadores hallaron en torno a un centenar de las atribuidas a la contaminación.

Nuevas vías para la investigación neurológica

Aunque por el momento no se dispone de pruebas del vínculo entre estas partículas y la enfermedad de Alzheimer, no hay duda de que su presencia en el encéfalo humano plantea un riesgo para la salud humana, máxime en tales cantidades. El profesor David Allsop, co-autor del estudio e investigador jefe de la Facultad de Salud y Medicina de la Universidad de Lancaster, aseguró que este trabajo abre «una vía totalmente nueva de investigación sobre el posible factor de riesgo medioambiental en una gama de enfermedades encefálicas diversas».

El profesor Allsop añadió: «Estas partículas se componen de hierro, un elemento muy reactivo, por lo que es prácticamente seguro que causen algún daño en el cerebro. Participa en la aparición de unas moléculas muy reactivas llamadas especies reactivas del oxígeno (ERO) que, como se ha documentado ampliamente, provocan daños oxidativos. Ya sabemos que estos daños son nocivos para el cerebro en los pacientes de Alzheimer; así pues, si se tiene hierro en el cerebro, es muy probable que cause daños. Benigno no puede ser».

Los hallazgos del estudio, en el que participaron investigadores de Oxford, Glasgow, Mánchester y México D.F., se han publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences.

fecha de la última modificación: 2016-09-09 21:52:12
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