La polinización es un servicio ecosistémico esencial, ya que sustenta la producción de alimentos así como la salud de los ecosistemas en general. Existen numerosos indicios que apuntan a un grave declive de las poblaciones de polinizadores silvestres y comerciales y de las especies de flores silvestres de las que se alimentan en varias regiones de Europa. Casos documentados del declive de los polinizadores señalan como factores responsables de este fenómeno la pérdida y la fragmentación del hábitat, el uso de plaguicidas, la aparición de plagas y enfermedades, la invasión por especies exóticas y el cambio climático.
Teniendo todo esto en cuenta, el proyecto financiado por la Unión Europea
STEP (Status and trends of European pollinators) se inició con el fin de caracterizar la naturaleza y la gravedad de los cambios acontecidos en comunidades y poblaciones de polinizadores. También examinó la relativa importancia de potenciales factores responsables de estos cambios, el efecto que este fenómeno puede tener en la sociedad y qué oportunidades tienen los gobiernos y los gestores para proporcionar una solución a este problema.
Los investigadores evaluaron los cambios producidos en poblaciones de polinizadores silvestres y en la diversidad de plantas silvestres con flores en el noroeste de Europa. Estos descubrieron que el declive en la diversidad de algunos insectos polinizadores observado desde la década de los noventa disminuyó aunque no frenó.
Los investigadores descubrieron que las comunidades de polinizadores silvestres son frecuentemente los principales agentes polinizadores de los cultivos de Europa y todo el mundo y no las poblaciones de abejas melíferas gestionadas. Es más, muchos países miembros de la Unión Europea presentan un número insuficiente de efectivos de abejas melíferas para garantizar la continuidad de los servicios de polinización que prestan a los cultivos.
Los investigadores del proyecto también estudiaron los posibles efectos agregados de los elementos que ejercen presión sobre los polinizadores en tres escalas espaciales distintas: continental, paisajística y local. Estos descubrieron que el clima era un factor relevante que afecta a la distribución de las especies a escala de continente, sin embargo otros factores como la pérdida de hábitat y el uso de plaguicidas eran más importantes a escala paisajística y local.
Los socios de STEP revisaron opciones de mitigación actuales y futuras con el objetivo de proporcionar nuevas pruebas sobre su eficacia en Europa, sentando así las bases para programas de seguimiento de poblaciones de polinizadores en el futuro. En este contexto, se descubrió que el aumento de las colonias de abejas melíferas gestionadas podría funcionar como solución a corto plazo para algunos cultivos. Sin embargo, soluciones a largo plazo como la provisión de hábitat para abejas silvestres y sírfidos constituye una solución más sostenible y rentable.
Finalmente, los investigadores desarrollaron un marco conceptual para evaluar las medidas de mitigación. Se descubrió que la eficacia de las intervenciones para atenuar la pérdida de polinizadores depende de la intensidad del uso de la tierra dedicada a fines agrícolas, la complejidad del paisaje y el contraste ecológico creado por las estrategias adoptadas. Por tanto, se resaltó la importancia de elegir cuidadosamente medidas específicas para favorecer a los polinizadores.
La investigación en curso del consorcio STEP contribuirá a mejorar la comprensión de la naturaleza, las causas y las consecuencias del declive de la polinización, así como de las posibles medidas de mitigación de este problema. Esto ayudará a proteger la agricultura europea y a salvaguardar la seguridad alimentaria.
Los resultados motivarán el desarrollo de políticas y directrices de gestión directas para ayudar a reducir las presiones sobre los polinizadores. Los descubrimientos de STEP han sido una fuente clave de conocimientos para la evaluación temática «Polinizadores, Polinización y Producción de Alimentos» desarrollada por la Plataforma Intergubernamental Científico Política sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES) de Naciones Unidas. Además, estos también ayudarán a favorecer el Convenio sobre Diversidad Biológica, un tratado internacional clave para promover la conservación y la sostenibilidad.