Las microalgas sirven para elaborar numerosos productos de alto valor,
desde piensos y harina de pescado hasta productos cosméticos y
farmacéuticos. El valor de mercado de esta actividad ronda los mil
millones de euros, y se espera que alcance el billón si se materializa
el potencial de los biocombustibles elaborados a partir de algas.
Para que estos biocombustibles puedan convertirse en una realidad deben salvarse varios escollos: es necesario mejorar las tecnologías de cultivo y reducir el tiempo y los costes de recolección. Los artífices del proyecto
ALGAEMAX, financiado con fondos europeos, se propusieron reducir los elevados costes asociados a la cosecha de las algas mediante una novedosa técnica de concentración celular.
Normalmente, las células algales se cultivan en pozas al aire libre o biorreactores y se someten a un proceso de concentración antes de proceder a la cosecha, para la que es necesario utilizar un separador centrífugo que además de ser costoso consume mucha energía. El objetivo de ALGAEMAX era desarrollar un método alternativo capaz de aglutinar las algas y separarlas de su medio de cultivo acuoso mediante la energía de las ondas ultrasónicas.
El consorcio de ALGAEMAX, integrado por empresas y centros de investigación expertos en distintos ámbitos, diseñó y fabricó dos prototipos de celda de flujo ultrasónico. El sistema ideado por el equipo consiste en hacer pasar la suspensión de células algales por una cámara que emite ondas ultrasónicas para forzar su floculación o agrupación.
Tras validar los prototipos a pequeña escala con modelos y partículas sintéticas, los investigadores procederán a probarlos en distintas condiciones con cultivos de algas reales. En última instancia, ALGAEMAX pretende desarrollar un proceso más económico de recolección de algas a gran escala para la producción de biocombustibles, lo que beneficiará tanto a la industria como al medio ambiente.