Aceites vegetales para impulsar aviones
Un proyecto financiado con fondos europeos está acelerando el uso generalizado de combustibles renovables en la aviación europea. Están apareciendo nuevas materias fascinantes en la escena de los biocombustibles, como los aceites de camelina.
La industria de la aviación se compromete a alcanzar un crecimiento con un balance neutro de las emisiones de carbono para el año 2020. El uso de biocombustibles sostenibles para la aviación es una estrategia clave para alcanzar este objetivo. Aunque existe una serie de cadenas de valor en la producción de biocombustibles a pequeña escala, actualmente no cuentan con la masa crítica necesaria para superar los límites tecnológicos y logísticos de la escala comercial.
El objetivo del proyecto «Initiative towards sustainable kerosene for aviation» (ITAKA), financiado con fondos europeos, poner al alcance el uso de combustibles sostenibles. El proyecto tiene como finalidad ayudar al desarrollo de biocombustibles para la aviación de manera económica, social y ecológicamente sostenible, mejorando la disponibilidad de la tecnología y las infraestructuras existentes.
Los miembros del proyecto producirán un volumen suficiente de combustible biojet sostenible para permitir realizar pruebas en los sistemas logísticos existentes y en las operaciones de vuelo normales en la UE. Como primer proyecto de este tipo en la UE, ITAKA está vinculando los lados de la oferta y la demanda mediante el establecimiento de relaciones comerciales entre productores de materias primas, fabricantes de biocombustibles, distribuidores y usuarios finales.
El proyecto ITAKA ha puesto en su punto de mira el aceite de camelina como la mejor materia prima sostenible que se puede producir de manera oportuna y en cantidad suficiente en Europa para producir combustible biojet. El aceite se convierte en combustible de aviación «instantáneo», es decir, sin tener que modificar la aeronave para usar el combustible, empleando ésteres hidroprocesados y ácidos grasos (HEFA). También se está valorando el uso de aceite de cocina usado como materia prima para producir combustible biojet.
Hasta ahora, los científicos han tratado de mejorar los aspectos clave del cultivo de camelina, incluidas las cuestiones de sostenibilidad económica, social y ambiental, como la productividad y el uso de la tierra. Con respecto a la tecnología de conversión, el proyecto ITAKA ha seleccionado el cracking catalítico térmico como técnica para mejorar los aceites usados. Para ello, se está desarrollando una nueva unidad piloto. También se han hecho preparativos para determinar en qué medida la (re)homologación del combustible biojet se podría modificar para hacer el proceso de distribución posterior más rentable.
El proyecto ITAKA también será pionero en la distribución de biocombustibles a través de los canales normales de logística en los aeropuertos europeos, con lo que acercará aún más la viabilidad económica del biojet a la realidad. El proyecto también respalda el objetivo de la iniciativa europea Advanced Biofuels Flight Path de producir dos millones de toneladas de combustible renovable para usar en las aerolíneas en 2020.
publicado: 2015-05-18