Los vertidos de
crudo que liberan hidrocarburos de petróleo nocivos al entorno marino se
pueden limpiar de distintas maneras. Entre ellas cabe destacar la
absorción del petróleo mediante sorbentes que actúan como esponjas,
agentes de dispersión que disuelven el crudo a través de procesos
químicos y, por último, microorganismos que degradan el petróleo de
forma biológica consumiéndolo como fuente de energía.
Este último proceso se conoce como biodegradación o tratamiento
biológico de la contaminación. El proyecto «Integrated biotechnological
solutions for combating marine oil spills» (KILL.SPILL),
financiado con fondos de la Unión Europea, pretende encontrar
soluciones viables de este tipo para las mareas negras mediante una
combinación de métodos tradicionales e innovadores.
Aunque la dispersión o la recogida del petróleo constituyen la
primera línea de acción ante un vertido, los productos de KILL.SPILL
sirven para emprender acciones a más largo plazo ante un amplio abanico
de condiciones. De momento, se han obtenido novedosos biosensores
avanzados que detectan los hidrocarburos y controlan la eficacia de las
comunidades bacterianas que degradan el crudo; además, se han
desarrollado agentes para el tratamiento biológico de los vertidos
(tensoactivos biológicos para agentes de dispersión, combinaciones
químico-microbianas para agentes integrados de biodegradación).
Asimismo, se han aislado cepas bacterianas de entornos marinos,
terrestres e industriales para estudiar su capacidad de degradación del
petróleo. Entre los sistemas en desarrollo se encuentran bacterias
adaptadas a las altas presiones de las profundidades marinas (en
biorreactores de alta presión), microorganismos con alta tolerancia a
las tensiones medioambientales que degradan el petróleo y, por último,
microbios que degradan el crudo en los sedimentos del fondo oceánico en
condiciones aeróbicas o anaeróbicas.
La gran versatilidad de las herramientas de KILL.SPILL limará las
imperfecciones de los métodos actuales para la limpieza de mareas negras
y proporcionará aplicaciones para la respuesta inicial, el seguimiento y
el control posterior. A continuación, el trabajo se encaminará a
evaluar la toxicidad y el impacto medioambiental de los productos y a
validar su eficacia ante un vertido real.