El modo de consumo y producción de
electricidad ha cambiado drásticamente en la sociedad desde que se
crearan las primeras redes eléctricas. Estas redes no siempre han estado
a la altura. Esta semana se ha publicado en Scientific American la
noticia de que unos investigadores de la Universidad de Boston están
desarrollando un programa informático que hará posible una red eléctrica
descentralizada en la que la energía renovable podrá entrar y salir de
la misma forma que la información fluye por Internet.
El equipo de investigación, dirigido por Pablo Ruiz, ha creado
algoritmos que analizan los flujos de potencia por la red de transmisión
y reconocen las rutas menos congestionadas. Scientific American asemeja
este método al «modo en que el programa de navegación de un automóvil
propone carreteras secundarias si en determinada autovía hay mucho
tráfico'.
Dotados de esta información, los operadores de la red pueden abrir o
cerrar conmutadores de circuitos para dirigir la potencia de forma
consecuente y poner a disposición de los usuarios la fuente energética
más rentable. Ruiz calcula que el programa Topology Control Algorithms
(«Algoritmos de control de la topología») podría ahorrar en torno a 73
millones de euros al año en costes derivados de congestiones y reducir
las restricciones eólicas en cerca de un 50.
Entretanto, unos científicos de Japón apuestan por un plan algo más
intrépido para garantizar el suministro energético en todo el planeta.
Desde iflscience.com se informa que
investigadores de la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial (JAXA)
evalúan la posibilidad de crear en el espacio un gigantesco parque
solar. Esta central energética «flotante» podría recabar la energía del
Sol sin que influyan, prácticamente en absoluto, la meteorología, las
estaciones del año ni la hora del día, ofreciendo así un aporte
constante de energía ecológica al planeta.
¿Cómo funcionaría este parque fotovoltaico del espacio? Según iflscience.com,
el modelo propuesto, compuesto por paneles solares flotantes, tendría
varios kilómetros de longitud y pesaría diez mil toneladas métricas.
Estos paneles estarían amarrados a un punto terrestre para que el
satélite se mantuviera en un punto fijo en órbita geoestacionaria.
En la actualidad se estudia cómo podría transmitirse a la Tierra
toda la valiosa energía solar recolectada. Por el momento, sus
impulsores opinan que dicha energía podría convertirse en microondas o
en haces de láser, o en una combinación de ambos, que seguidamente se
transmitirían a una instalación receptora situada en la Tierra.
Según se apunta en iflscience.com:
«Estos paneles solares espaciales tendrían una eficiencia entre cinco y
diez veces mayor que la de los sistemas de conversión solar instalados
en la superficie del planeta. Además, las emisiones de CO2 serían
reducidas y provendrían únicamente de la instalación receptora. Se prevé
que este sistema, llamado SSPS, será capaz de procesar en torno a un
gigavatio de potencia, una magnitud similar a la de las centrales
nucleares.'
La noticia de esta web científica concluye así: «Esta propuesta
puede parecer algo inverosímil, pero la JAXA opina que se están
aproximando de forma muy tentadora a la capacidad suficiente para
hacerla realidad. Se trata de ciencia sin ficción, al menos para la
JAXA».
Documentos de referencia: Basado en noticias publicadas en Scientific American e iflscience.com